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martes, 24 de septiembre de 2013

Sobrellevar la diabetes con narices

Según un estudio realizado por investigadores del Reino Unido, la utilización de perros de alerta en enfermos con diabetes tipo I disminuye la probabilidad de sufrir crisis glucémicas y los efectos asociados a las variaciones de la concentración de glucosa en sangre (1).

Este estudio, en el que intervinieron investigadores de la Universidad de Bristol y de la Universidad de Dundee en colaboración con la fundación Medical Detection Dogs (MDD), se comparó los índices de glucemia (concentración de azúcar en sangre) de cada paciente en los controles rutinarios (6 controles al día) con los niveles obtenidos en los momentos en los que el perro, previamente adiestrado para detectar variaciones de azúcar en sangre, dio la señal de aviso a su dueño. En el 80% de los avisos dados por los perros, los índices de glucosa en sangre dieron valores más próximos a estar fuera del rango normal de glucemia (70-100 mg/dl) que en los momentos en los que se realizaban las medidas durante los controles rutinarios. Esto implica que, las posibilidades de evitar una crisis glucémica son mayores con el servicio de un perro de alerta que realizando los controles rutinarios. De hecho, según los datos aportados en este estudio, en los perros con mayor nivel de entrenamiento para esta función, la probabilidad de detectar la glucemia en valores fuera del rango era 10.000 veces superior que en los controles realizados con los aparatos de medida.

A estos resultados hay que añadir que, los pacientes que participaron en el estudio afirmaron haber experimentado un aumento en la calidad de vida al disminuir los episodios de bajadas de azúcar y de inconsciencia (especialmente peligrosos durante la noche mientras el paciente está durmiendo) y, una menor necesidad de asistencia médica, con la consiguiente posibilidad de desarrollar una vida más independiente.

Diabetes tipo I: una vida entre la híper y la hipoglucemia.
La diabetes tipo I, también llamada diabetes mellitus se diagnostica principalmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Algo que me llamó la atención de la diabetes antes de lanzarme a conocer todos los “secretos” de esta enfermedad, era que habiendo un fallo en la producción de insulina el mayor riesgo de un enfermo de diabetes era la hipoglucemia y, no la hiperglucemia que, al fin y al cabo ese es el principal síntoma de esta enfermedad.
La diabetes se produce por una incapacidad del páncreas para producir insulina. La insulina es la hormona encargada de transportar la glucosa a través de la sangre hasta las células, donde será utilizada en la producción de la energía necesaria para las reacciones metabólicas. En los pacientes con diabetes, como he aventurado en el párrafo anterior, hay un exceso de azúcar en sangre, hiperglucemia (con cantidades superiores a 140 mg/dl, en condiciones de ayuno), como consecuencia de la ausencia de insulina. Los síntomas asociados a esta enfermedad son: fatiga, vómitos, sensación de hambre, pérdida de peso, visión borrosa y hormigueo en los pies. Además del efecto psicológico que puede provocar el hecho de depender de inyecciones de insulina y la necesidad de utilizar aparatos eléctricos para mantener controlada la glucemia.
El tratamiento de esta enfermedad, la administración de insulina, puede traer consigo otros problemas asociados como es el llamado shock insulínico por hipoglucemia (disminución de glucosa en sangre por debajo de niveles de 60 mg/dl). Una de las causas es que la insulina administrada puede superar la cantidad necesaria de esta hormona en relación a la cantidad de alimento ingerido, de modo que, si hay mucha insulina todo el azúcar de la sangre será eliminado. La administración de la insulina también puede provocar este mismo efecto si, tras la administración, el paciente no ingiere alimento (puesto que también habría un aumento excesivo de insulina en relación al azúcar que circula en sangre). O, incluso la realización de actividad física y el estrés (estados ambos que requieren de mucha energía y, por lo tanto, mucho aporte de glucosa a las células) pueden producir un aumento excesivo de insulina en el organismo produciendo una hipoglucemia.
La hipoglucemia puede ocasionar pérdidas del conocimiento y, en algunos casos puede inducir al paciente a un estado de coma y llegar a provocar incluso la muerte si no se reestablecen los parámetros fisiológicos normales. De aquí la importancia de poder detectar un ataque de hipoglucemia con antelación. Pero, como se puede deducir de lo expuesto anteriormente, las dosis de insulina administrada para tratar esta enfermedad no siempre es exacta y, por ello, puede surgir complicaciones a pesar de que el paciente siga rigurosamente el tratamiento médico.
Pero, ¿cómo surge la idea de usar perros para la detección de hipoglucemias en diabéticos? Estudios anteriores, realizados en el año 2002 y 2008, habían demostrado que entre el 65-68% de los perros mostraban comportamientos espontáneos y específicos momentos antes de una hipoglucemia, incluso en personas no diabéticas. Basándose en estos datos, la asociación MDD comenzó el programa de adiestramiento de perros de alerta para personas con diabetes que, fueron utilizados para el estudio sobre la incidencia de los perros de alerta médica en enfermos de diabetes, publicado este año 2013 en la revista PLOS one.
Actualmente se desconoce cuál es la sustancia que el perro es capaz de detectar ante los cambios en la concentración de azúcar en sangre. Si bien, inicialmente se apuntó a posibles cambios en la conducta de las personas previamente a una hipoglucemia, las evidencias parecen indicar que, lo que desencadena la reacción del perro podría tratarse de variaciones en la composición del sudor o del aliento puesto que los perros adiestrados como perros de alerta médica para diabéticos han sido capaces de detectar alteraciones en la glucemia de sus dueños incluso permaneciendo en una habitación distinta.

Un privilegio de narices (2 y 3)
Realmente no es de extrañar esta capacidad de los perros ya que, un perro puede detectar olores imperceptibles para nosotros ya que tienen un sentido del olfato aproximadamente un millón de veces más sensible que el nuestro.
El órgano responsable del sentido del olfato es la nariz. Dentro se encuentra la cavidad nasal, donde se ubican los receptores olfatorios que son de tipo quimiorreceptores.
El desarrollo anatómico de la cavidad nasal del perro es una de las causas que marcan la diferencia de sensibilidad olfativa entre el perro y el ser humano. Si bien, en un humano recién nacido, el sentido del olfato tiene un desarrollo similar al de un perro cachorro de dos semanas, los procesos de maduración cerebral del ser humano hacen que se pierda esta cualidad a favor del sentido de la vista. Esto parece evidente puesto que, en individuos desarrollados, la superficie donde se localizan los receptores olfativos tiene un área de 5 cm2 en humanos y 150 en el perro y, además, el número de receptores olfatorios es de 5 millones en el ser humano frente a 220-300 millones en perros. La superficie del epitelio olfatorio puede explicar el hecho de que un recién nacido humano y un cachorro de dos semanas tengan una capacidad olfativa similar puesto que, la longitud del hocico y, por lo tanto la superficie de la cavidad nasal del cachorro de dos semanas es comparable a la de un recién nacido humano.

Estructura de la cavidad nasal en perros
La densidad de receptores sensoriales también es responsable de la mayor capacidad de discriminación de olores entre los humanos y los perros ya que, la mayor cantidad de receptores aumenta la sensibilidad hacia el estímulo oloroso.
Otra estructura importante del sentido del olfato en perros es el órgano vomeronasal, también llamado órgano de Jacobson. Este órgano se localiza entre la boca y la nariz, en el hueso vómer. Este órgano vomeronasal percibe moléculas suspendidas en el aire de gran tamaño que, son disueltas en la saliva. Para percibir los olores a través de este órgano, el perro levanta la cabeza e inhala el aire por la boca pegando, sucesivamente, la lengua al paladar. Este órgano está implicado en la captación de las feromonas, sustancias presentes en los distintos fluidos corporales y, sus funciones son la identificación individual, identificación entre individuos, identificación de otras especies, del territorio, del estado de salud, sexual, estado emocional, etc.


Localización del órgano vomeronasal en perros (arriba) y humanos (abajo)

Pero, además de las diferencias anatómicas, también hay diferencias funcionales entre el sentido del olfato del perro y del hombre. La nariz del ser humano es una nariz seca mientras que, en perros es húmeda. Mantener la nariz húmeda permite al perro retener las partículas olorosas del aíre, lo que puede favorecer una mayor acumulación de éstas en torno a la cavidad nasal y una mejor detección de un determinado olor. A esto hay que añadir la capacidad del perro para interrumpir la respiración para olfatear, gracias a la existencia de dos tipos de receptores en el epitelio olfativo: unos de estimulación mecánica (se estimulan gracias al paso del aire y, por lo tanto están implicados en la respiración) y otro de estimulación química (implicado en la acción de olfatear ya que, permite mantener las sustancias olorosas retenidas en la cavidad nasal durante más tiempo). En el caso de los humanos, el tipo de receptores ubicados en el epitelio olfativo es mayoritariamente de tipo mecánico y, por ello no podemos interrumpir nuestra respiración para olfatear. Además, en el tabique nasal, los perros disponen de un órgano septal formado principalmente por quimiorreceptores olfativos. Este órgano no está presente en humanos y, en el perro hace posible el funcionamiento independiente de las narinas a la hora de discriminar olores (es decir, el perro puede discernir entre los olores captados por la narina izquierda y por la derecha).

Una ayuda reforzada
Alguna vez he oído decir que adiestrar a un perro es hacer al perro una máquina de obedecer. Afortunadamente, esto no es así, como así lo demuestran los distintos estudios sobre el adiestramiento canino. Es más, no sólo no es así, sino que, los perros que son adiestrados para desempeñar alguna función o para realizar algún tipo de deporte canino, son perros más equilibrados ya que, inicialmente el perro fue seleccionado para ayudar al hombre en diversas tareas. Así pues, el adiestramiento le da la posibilidad al perro de satisfacer ese trabajo para el que fue seleccionado hace muchos años por el hombre.
Actualmente, cada día está más extendido el uso de perros con fines terapéuticos, gracias principalmente a los perros de asistencia o a los perros de terapia. No obstante, hoy en día, cada vez están más en auge los perros de alerta médica.
Cada día existen más estudios sobre el comportamiento animal que permiten el uso de técnicas de aprendizaje basadas en evidencias científicas. Por ejemplo, en este estudio realizado sobre la incidencia de los perros de alerta en los pacientes con diabetes, la fundación MDD que entrenó a los perros utilizados en el estudio, basa sus programas de adiestramiento en el llamado “adiestramiento en positivo”. Según las teorías conductistas, “toda acción reforzada tiende a repetirse, mientras que, la no reforzada tiende a extinguirse” y, esto es la premisa de la que parte el adiestramiento en positivo. En este tipo de adiestramiento, los perros no reciben ningún tipo de castigos (ni físicos ni psíquicos) sino que reciben refuerzos (en forma de comida o a través del juego) cuando realizan la conducta deseada. De esta forma, el perro consigue establecer una asociación: estímulo-respuesta-consecuencia. Para los perros de alerta de hipoglucemias: ante la situación de hipoglucemia del dueño (estímulo), el perro realiza la acción que se le ha enseñado para marcar esta hipoglucemia (respuesta) y, ante una detección correcta, el perro recibe un refuerzo (consecuencia).
En España, la Fundación Bocalán fue la pionera en desarrollar el adiestramiento de perros de alerta para diabéticos. Según el programa de entrenamiento de esta fundación, con más de 20 años de experiencia en el mundo del adiestramiento, es importante mantener la motivación del animal hacia el trabajo en todo momento. Y, puesto que esto no sería posible si el perro está constantemente trabajando, se plantea una rutina de entrenamiento en la cual, cada tres horas (y, durante las 24 horas del día) al perro se le presentan gasas impregnadas con muestras de sudor y aliento del usuario tomadas en momentos de hipoglucemia (siendo además, la concentración de glucosa de las muestras conocida). Tras sucesivas repeticiones el perro comienza a seguir una dinámica en la que cada 3 horas juega con el entrenador o el propio dueño (de esta forma se entrena la conducta por la que el perro se acercará a olfatear al dueño). En este juego, se plantea al perro la opción de marcar (realizar la acción que marcará la señal indicativa de hipoglucemia) para obtener un reforzador (comida). Pero el perro no será reforzado siempre, sino que, a medida que avanza el adiestramiento, se le reforzará sólo cuando la muestra que haya detectado y marcado corresponda con una concentración de glucosa inferior a 60 mg/dl.
Pero hay cosas que son mejores si las explican los expertos así que, aquí os dejo este reportaje que se hizo sobre los perros de alerta para diabetes de la Fundación Bocalán en España. 





(1) Rooney NJ, Morant S, Guest C (2013) Investigation into the value of trained glycaemia alert dogs to client with type I diabetes. PLOS one 8(8): e69921. doi:10.1371/journal.pone.0069921

(2) Grosmaitre X, Santarelli LC; Tan J; Luo M. 13 marzo 2007. Explaining why we smell better when we sniff [En línea].. Science Daily. http://www.sciencedaily.com/releases/2007/03/070313150450.htm

(3) Santos, A. 4 diciembre 2011. A canine or dogs sense of smell compared to humans [En línea].. Puppy and Dog Care. http://blog.puppyanddogcare.com/dogs-sense-of-smell-compared-to-humans/

2 comentarios:

  1. Un poco "tocho" pero buenisimo el articulo. Enhorabuena!

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    1. Gracias. Sí, es un poco largo por temas de "guion". Este artículo lo he hecho para una de las asignaturas del curso de Periodismo y Comunicación Científica. Pero, a pesar de la extensión, me alegro de que te guste.

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