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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fuego de roedores

Según un estudio publicado en la revista Basic and Applied Ecology, la especie de roedores Microtus arvalis, conocida como topillo campesino experimenta un excesivo incremento en su población cada 5 años en las llanuras agrícolas de Castilla y León, constituyendo plagas periódicas desde los años 80. Los investigadores de este trabajo, en el que participaron el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, la Estación Experimental de Zonas Áridas (ambos pertenecientes al CSIC), la Universidad de Valladolid y la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), estudiaron la dinámica de las plagas de esta especie desde los años 60.

En la Península Ibérica existen dos subespecies de topillo campesino: Microtus arvensis asturianus y Microtus arvalis arvalis (de menor tamaño que la subespecie asturianus) (1).
El Microtus arvalis vive en zonas arbustivas y con abundante vegetación. Inicialmente, el topillo campesino ocupaba las zonas montañosas de la Península: Cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sistema Ibérico y Pirineos. Sin embargo, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León a partir de mediados del siglo XX, este roedor invadió, en menos de veinte años, las llanuras agrícolas de la cuenca del Duero, ocupando varios millones de Hectáreas. Es herbívoro y, en la Meseta Central, su periodo reproductor dura todo el año mientras que, en el Pirineo se restringe de febrero a septiembre. Un macho fecunda a varias hembras que tienen entre 2 y 11 crías por camada, siendo el periodo de gestación en esta especie de 22 días.

Si bien, otros roedores de la misma subfamilia (Arvicolinae) también experimentan una explosión demográfica cada 4 años, en el caso del topillo campesino, estas plagas son importantes por las grandes pérdidas agrícolas que originan. En momentos de explosión demográfica, que tiene lugar durante el verano y dura entre 3-5 meses, las poblaciones de topillos campesinos pasan de tener una densidad de 5-10 individuos por hectárea (Ha) a más de 200 individuos/Ha. Pero, no sólo destruyen los cultivos sino que, también, desnivelan el terreno y tupen las acequias.
Sus depredadores principales son la lechuza y la comadreja. No obstante, cuando su población es muy elevada son cazados por otras especies como cuervos, lagartos y otros mamíferos carnívoros.
A la incidencia sobre los cultivos hay que sumar que, estos roedores pueden transmitir distintas enfermedades como la rabia, la tularemia, la leptospirosis, listeriosis, borreliosis, además de ser vectores de parásitos como los helmintos (gusanos) y la Babesia (responsable de babesiosis en perros). Y, especialmente a partir de la plaga producida durante los años 2007-2008, estos roedores tienen un fuerte impacto sobre otras especies debido, principalmente, al uso de rodenticidas en el campo para acabar con las plagas.
Los rodenticidas son compuestos que inhiben en el hígado la síntesis de los factores necesarios para la coagulación sanguínea. Estos compuestos a su vez aumentan la permeabilidad de los capilares sanguíneos, predisponiendo al animal a una hemorragia interna masiva. Este tipo de sustancias no sólo pueden afectar a los animales que las consumen, sino también a los depredadores de éstos.

Según se indicaba en este estudio, la expansión desde zonas tradicionales, más húmedas, hacia las llanuras agrícolas, más áridas, se debe a un aumento de cultivos de alfalfa, remolacha y otros cultivos de regadío que, han favorecido el desarrollo de hábitats favorables para la supervivencia del topillo campesino. Es importante destacar que, según los datos disponibles en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la Meseta Castellana es una zona importante en el cultivo de regadíos, a pesar de ser una de las áreas geográficas con menor precipitación de la Península. En conclusión, la actividad agrícola llevada a cabo por el hombre en esta zona (introduciendo cultivos de regadío en zonas de secano) ha favorecido la expansión de esta especie de roedor a los campos agrícolas.
Pero con los cultivos de regadío en esta zona de la Península y tras la expansión del topillo campesino, en un intento de buscar soluciones, este año, el Comité Científico de la Comisión de Roedores de la Junta de Castilla y León ha aprobado, a partir de Octubre, la quema de cunetas para el control y prevención de las posibles plagas causadas por estos roedores (2) (3).
En el año 2007 ya se llevaron a cabo medidas similares. Las primeras quemas en aquel año trajeron como resultado el desplazamiento de los topillos hacia las zonas de los cultivos que estaban aún sin cosechar, incrementando los daños a las cosechas (4).
Además, las autoridades han aprobado el uso de rodenticidas en caso necesario. En este sentido, es importante señalar que organizaciones como la sociedad española de Ornitología (SEO/BridLife) y la sociedad española para la Conservación y Estudio de Mamíferos (Secem) pidieron ya en año 2012 retirar este tipo de medidas por el fuerte impacto que tienen sobre otras especies y el potencial riesgo de generar un desequilibrio ambiental que, por otro lado impulsa el desarrollo de nuevos brotes de plagas (5).



(1) Menéndez Valderrey JL. “Microtus arvalis (Pallas, 1778)”. Asturnatura.com [en línea]. Num. 189, 20/07/08. Disponible en http://www.asturnatura.com/especie/microtus-arvalis.html. ISSN 1887-5068
(2) “La Junta iniciará en octubre la quema controlada de cunetas contra los topillos”. Salamanca24horas.com
(3) “La Comisión de Roedores recomienda la quema de cunetas contra los topillos”. LoboMarley.org
(4) “Los topillos que huyen del fuego se ceban con el regadío”. ElPaís.com
(5) “Piden a la Junta que evite el uso masivo de rodenticidas contra el topillo”, Salamanca24horas.com

Fuentes: 

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