Según un estudio publicado en la revista Basic and Applied Ecology, la especie de
roedores Microtus arvalis, conocida
como topillo campesino experimenta un excesivo incremento en su población cada
5 años en las llanuras agrícolas de Castilla y León, constituyendo plagas periódicas
desde los años 80. Los investigadores de este trabajo, en el que participaron
el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, la Estación Experimental
de Zonas Áridas (ambos pertenecientes al CSIC), la Universidad de Valladolid y
la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), estudiaron la dinámica de las plagas
de esta especie desde los años 60.
En la Península Ibérica existen dos
subespecies de topillo campesino: Microtus
arvensis asturianus y Microtus
arvalis arvalis (de menor tamaño que la subespecie asturianus) (1).
El Microtus
arvalis vive en zonas
arbustivas y con abundante vegetación. Inicialmente, el topillo campesino
ocupaba las zonas montañosas de la Península: Cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sistema
Ibérico y Pirineos. Sin embargo, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León a partir
de mediados del siglo XX, este roedor invadió, en menos de veinte años, las
llanuras agrícolas de la cuenca del Duero, ocupando varios millones de
Hectáreas. Es herbívoro y, en la Meseta Central, su periodo reproductor dura
todo el año mientras que, en el Pirineo se restringe de febrero a septiembre.
Un macho fecunda a varias hembras que tienen entre 2 y 11 crías por camada,
siendo el periodo de gestación en esta especie de 22 días.
Si bien, otros
roedores de la misma subfamilia (Arvicolinae) también experimentan una
explosión demográfica cada 4 años, en el caso del topillo campesino, estas plagas
son importantes por las grandes pérdidas agrícolas que originan. En momentos de explosión
demográfica, que tiene lugar durante el verano y dura entre 3-5 meses, las
poblaciones de topillos campesinos pasan de tener una densidad de 5-10
individuos por hectárea (Ha) a más de 200 individuos/Ha. Pero, no sólo destruyen los cultivos sino que, también, desnivelan el
terreno y tupen las acequias.
Sus depredadores principales son la lechuza y
la comadreja. No obstante, cuando su población es muy elevada son cazados
por otras especies como cuervos, lagartos y otros mamíferos carnívoros.
A la incidencia
sobre los cultivos hay que sumar que, estos roedores pueden transmitir
distintas enfermedades como la rabia, la tularemia, la leptospirosis,
listeriosis, borreliosis, además de ser vectores de parásitos como los
helmintos (gusanos) y la Babesia (responsable de babesiosis en perros). Y,
especialmente a partir de la plaga producida durante los años 2007-2008, estos
roedores tienen un fuerte impacto sobre otras especies debido, principalmente,
al uso de rodenticidas en el campo para acabar con las plagas.
Los rodenticidas son compuestos que inhiben en el hígado la síntesis de los
factores necesarios para la coagulación sanguínea.
Estos compuestos a su vez aumentan la permeabilidad de los capilares
sanguíneos, predisponiendo al animal a una hemorragia interna masiva. Este tipo
de sustancias no sólo pueden afectar a los animales que las consumen, sino
también a los depredadores de éstos.
Según se indicaba en este estudio, la expansión desde
zonas tradicionales, más húmedas, hacia las llanuras agrícolas, más áridas, se
debe a un aumento de cultivos de alfalfa, remolacha y otros cultivos de regadío
que, han favorecido el desarrollo de hábitats favorables para la supervivencia
del topillo campesino. Es importante destacar que, según los datos disponibles
en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la Meseta
Castellana es una zona importante en el cultivo de regadíos, a pesar de ser una
de las áreas geográficas con menor precipitación de la Península. En
conclusión, la actividad agrícola llevada a cabo por el hombre en esta zona (introduciendo cultivos de regadío
en zonas de secano) ha favorecido la expansión de esta especie de roedor a los
campos agrícolas.
Pero con los
cultivos de regadío en esta zona de la Península y tras la expansión del
topillo campesino, en un intento de buscar soluciones, este año, el Comité Científico de la Comisión de Roedores de
la Junta de Castilla y León ha aprobado, a partir de Octubre, la quema de cunetas
para el control y prevención de las posibles plagas causadas por estos
roedores (2) (3).
En el año 2007 ya se llevaron a cabo medidas
similares. Las primeras quemas en aquel año trajeron como resultado el desplazamiento de los
topillos hacia las zonas de los cultivos que estaban aún sin cosechar, incrementando
los daños a las cosechas (4).
Además, las autoridades han aprobado el uso de
rodenticidas en caso necesario. En este sentido, es importante señalar que organizaciones
como la sociedad española de Ornitología (SEO/BridLife) y la sociedad española
para la Conservación y Estudio de Mamíferos (Secem) pidieron ya en año 2012
retirar este tipo de medidas por el fuerte impacto que tienen sobre otras
especies y el potencial riesgo de generar un desequilibrio ambiental que, por
otro lado impulsa el desarrollo de nuevos brotes de plagas (5).
(1) Menéndez Valderrey JL. “Microtus arvalis (Pallas, 1778)”. Asturnatura.com [en línea]. Num.
189, 20/07/08. Disponible en http://www.asturnatura.com/especie/microtus-arvalis.html. ISSN 1887-5068
(2) “La Junta iniciará en octubre la quema
controlada de cunetas contra los topillos”. Salamanca24horas.com
(3) “La Comisión de Roedores recomienda la
quema de cunetas contra los topillos”. LoboMarley.org
(4) “Los topillos que huyen del fuego se
ceban con el regadío”. ElPaís.com
(5) “Piden a la Junta que evite el uso masivo
de rodenticidas contra el topillo”, Salamanca24horas.com
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario